Crónica de Philadelphia – 1st Night

Por Joan Colet / The Stone Pony Club

Recién llegados al hotel, compartimos una crónica para daros algunos detalles del primer concierto del viaje del club por Estados Unidos.
Enorme ambiente pre-concierto en Philadelphia, que a pesar de estar en Pennsylvania, es una ciudad más de la vecina New Jersey cuando se celebran aquí conciertos de Bruce. Las pulseras para el pit se han repartido hasta las cuatro de la tarde, siendo unas 950 las distribuidas y entraban en pit 500, con lo que uno de cada dos iba a quedarse fuera. Ya casi a las cinco de la tarde se ha efectuado el sorteo y ha salido el 166. Nosotros por suerte teníamos a partir del 416, con lo que hemos sido afortunados!

Antes de entrar en rigurosa cola en el magnífico Wells Fargo, antiguo Wachovia Spectrum, hemos disfrutado en los pasillos de la audición de la prueba de sonido, donde ha sonado la que después a la postre sería la gran sorpresa de la noche: Seaside Bar Song. Ensayada pero no ha aparecido en el concierto: No Surrender. Seguro que aparecerá en breve.


A las 8 y cuarto se han apagado las luces del pabellón y entre el griterio han ido apareciendo sobre escena la nutrida banda, con 18 miembros. Bruce se ha auto-presentado a sí mismo divertidamente antes de atacar We Take Care Of Our Own, con la que se ha ganado ya al público. Wrecking Ball ha sido uno de los mejores momentos, aunque los fans de Philly han abucheado cuando en el tema Bruce nombra a los Giants… Entre risas lo ha arreglado nombrando al equipo local de los Eagles.

Potentísimas Badlands y Death To My Hometown, a ritmo militar, marcial. Pletóricas. La gran sorpresa con Seaside Bar Song le ha seguido la no menos sorprendente Does This Bus Stop At 82nd Street? seguida de She’s The One.

Gran protagonismo de Jake Clemons, que ha cumplido a la perfección los solos de saxo de su malogrado tío Clarence, en temas como Thunder Road, Born To Run, The Promised Land… En Thunder Road el final ha sido emocionante con toda la sección de viento, los E Street Horns, repartidos en primera fila frente al escenario. Creemos que a medida que avance la gira Jake irá cada vez ganando más carisma y protagonismo, y el respeto de los fans, que a buen seguro ya lo tiene,
pero que cuesta y costará hacer olvidar al gran Big Man. Jake ha mostrado en todo momento un gran respeto por su tío Clarence, señalando al cielo y llevándose la mano al corazón en varias ocasiones antes de sus solos.

Bruce se ha paseado por el escenario en los momentos divertidos del Waitin’ On A Sunny Day, el Raise Your Hand de los bises (donde ha trepado por la grada lateral, mezclándose entre los fans). Incluso se ha sentado en un asiento y, sediento, se ha terminado la cerveza de un fan, lanzando el vaso después al público. También ha correteado por los pasillos en el ya fijo Apollo Medley, donde se ha subido a un pedestal situado entre la zona de pit y del resto de pista, dejándose
llevar en volandas por los fans hasta ser depositado de nuevo sobre el escenario (esta misma imagen la pudimos disfrutar en la parte final de la gira WOAD con el Hungry Heart).

Muy emotivas han sido My City Of Ruins, Jack Of All Trades y Land Of Hope And Dreams, con enorme trabajo de los vientos. Nils ha estado grande como siempre en los pocos instantes que puede brillar. El resto de la banda, perfecto.

El colofón a la velada lo ha puesto una inconmensurable Tenth Avenue Freeze-out, que ha incluido un minuto largo de aplausos y vítores dedicados en mitad del tema al Big Man, con toda la banda quieta en el escenario, mostrando sus respetos a Mr. C. Sin duda han habido «Teardrops On Philadelphia».

Esta mañana nos amanecía en Asbury Park, desayunábamos en el Tony’s Grill de Freehold, visitábamos las casas y rincones que le vieron crecer, incluso hemos tenido tiempo de visitar a los bomberos de Freehold, comprarles unas camisetas y dejarnos tocar (y subirnos!) al camión amarillo del «Born To Run» que Bruce les regaló. Empezaba un día de forma fantástica y ha concluido de manera sublime. Os dejo, son las 2:30 y toca madrugar. En unas horas estaremos en la Exposición de Bruce en Philadelphia y por la tarde segunda tanda en el Wells Fargo. No es el Spectrum, desapareció, pero que más da, respira Springsteen igualmente por sus paredes, por sus fans, por doquier. Los edificios caen, Bruce y la banda perduran. A la «bola de demolición» de Bruce le queda cuerda para muchos años más de seguir derribando pabellones y
estadios, en sentido figurado y literal.

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