Crónica del show de Boston

Por Daniel Fuster/Boston – Socio 130 del Stone Pony

El invierno vuelve a estar presente en Boston después de unos días con un clima más templado. El concierto es en el TD Garden, pabellón de tamaño medio (entre el Palau Olímpic de Badalona y el Palau Sant Jordi) construido literalmente encima de una estación de metro y ferrocarril regional.

El ambiente en los alrededores es similar al de cualquier partido de los Celtics o los Bruins, con mucha actividad de reventa en la calle y con los bares y cervecerías repletos de gente. Con una salvedad, el público es mayoritariamente de raza blanca y con una media de edad que ronda los 60 años. Aunque parezca un mal chiste, el comentario de Landau que impulsó a Bruce a grabar las remezclas disco del Born in the USA a mediados de los 80 sigue siendo verdad “hay más gente de color encima del escenario que entre el público”.

Este concierto tiene para mí un significado especial, ya que es el que hace 24 desde Agosto de 1988. Es también el primer concierto de Bruce que veo en Estados Unidos, y esta gira es la primera desde el Tunnel of Love Express Tour en la que no podré asistir al concierto de Barcelona. Tengo algunas dudas sobre el comportamiento del publico norteamericano ya que en otros conciertos a los que he asistido desde que vivo aquí (Mellencamp, Wilco, Lucinda Williams, etc…) parecen más interesados en beber cerveza y en hablar con sus amigos que de la música.

En los días previos al concierto he escuchado de forma concienzuda el último disco y sigue sin acabarme de convencer. De hecho, las canciones que más me gustan son aquellas que ya conocía (Wrecking Ball, Land of Hope and Dreams y American Land). Este hecho me preocupa, ya que, a juzgar por los primeros set list de esta gira, y a diferencia de la gira del Working on a dream, las canciones del último trabajo de Bruce son las que vertebran el espectáculo. Además, estoy un poco receloso de la imagen que Bruce muestra en sus apariciones televisivas, especialmente en los Grammy, parece que los años le están pasando factura.

Una vez se apagan las luces, tras unos 40 minutos de retraso, mis dudas y temores se disipan. El público le recibe con una ovación cerrada, y en el ambiente se respira un entusiasmo parecido al del Palau Sant Jordi en Octubre del 2002. Tras una pequeña auto introducción, en la que Bruce relata quien es y cuáles son sus intenciones empieza el espectáculo…

«We take care of our own» suena mejor que en el disco, con menos arreglos. A Bruce y a la banda se les ve con ganas de agradar. Sin pausa enlazan luego con Wrecking Ball, y Badlands. El TD Garden parece venirse abajo, con una respuesta espectacular por parte del público, solo tamizada con algún silbido a la frase “were the Giants play the game”, y es que la herida de la derrota en la última Superbowl es aún muy reciente.

«Death to my Hometown» y «My City of ruins» vienen precedidas por discursos cortos sobre la crisis económica. A pesar de ello, el ritmo no decae y tras anunciar una canción “from the beginning of the beginning” y preguntarle la edad a un chaval que está entusiasmado en el pit, Bruce y la E Street Band se marcan una versión memorable de “Thundercrack”.

Me siento transportado a las imágenes del show de 1973 que utilizaban para promocionar “The wild”, visto una y mil veces en varios bootlegs hasta aparecer en la caja del 30 aniversario de “Born to run”, y me acuerdo del vinilo “Smalltown Boy” que me compré en una Fira del Disc hace mas de 20 años…

Luego suena “Jack of all Trades”, momento en el que parte de la gente aprovecha para ir a comprar cerveza. Justo después, casi sin pausa, tocan una versión sensacional de “Jackson cage” seguida “She’s the one”. La sección de vientos suena de maravilla, y Jake Clemons tiene especial protagonismo, borda todos sus solos y no duda en tomar posiciones avanzadas en el escenario. El público no deja de aplaudir cada uno de sus intervenciones. El chico apunta maneras y deja claro que las dudas que algunos opinadores tuvieron cuando se le seleccionó para sustituir a su malogrado tío eran infundadas.

Luego suena la versión en directo de “Easy Money”, que también es mejor que la del disco, un “Waiting’” en el que Bruce no encuentra niño cantor en el pit y cede el micrófono a una pareja de chicas y un “Promised Land” con un solo de Jake que pone el vello de punta. El “Apollo Medley” viene precedido por unas palabras de Bruce en las que declara su amor por la música negra, y acto
seguido el E street choir toma el escenario. Suena fenomenal, y Bruce parece recuperar su vertiente más scul, aquella que nos encandiló en la gira del Tunnel of Love. Al final del Medley llega el Crowd surfing, impresionante, y con “41 shots” vuelve la calma…

Bruce cambia un verso de la canción y nombra la ciudad de Sanford, dónde Trayvon Martin fue asesinado. Entre el publico se enciende algún mechero y miles de smartphones, los tiempos están cambiando.”Lonesome day” y “The rising” suenan con tanta intensidad como en el 2002, y más tarde viene “We are alive”, con un vibrante inicio acústico seguido de toda la banda, parecido a lo
que hacia con “Youngstown” en giras anteriores.


Con “Thunder road” vuelve la locura y empiezan los bises. En “Rocky ground” canta Michelle Williams, muy bien, y se suceden “Land of Hopes and Dreams” y “Born to run” con un Jake en estado de grácia.

A continuación viene “Dancing”, un “Raise your hand” (con Peter Wolf) tan vibrante como en la gira de Amnistia y finalmente “10th Avenue”. La frase “and the Big man joined the band” da paso a una pausa de mas de tres minutos en la que la gente no deja de aplaudir en recuerdo a Clarence.

El concierto se acaba y se hace verdad lo que ha prometido Bruce al principio del recital “al final os dolerá la garganta y os dolerán las rodillas”. Durante el concierto Bruce agradece el apoyo incondicional de los fans en Boston y dice, en referencia a Clarence y Danny “si nosotros estamos aquí y vosotros estáis aquí, ellos están aquí”.

La sensación final es muy buena, el concierto ha durado 2 horas y 50 minutas que han pasado como un suspiro. Sorprende ver que Bruce es capaz, a sus 62 primaveras, de ofrecer un recital compacto y lleno de energía. Muchos fans llevamos varias giras pensando que esta será la ultima, pero el bueno de Bruce nos quita la razón cada cierto tiempo. Muy probablemente ya no sea capaz de hacer discos tan buenos como los que hacia hasta 1987, pero lo que si es cierto es que un concierto de Springsteen con la E street band en un recinto cerrado es una apuesta segura.

Por cierto, además de Jake, el resto de chicos de la E street band están en plena forma. Mención especial para Roy, Nils, Gary y Max, que como siempre, estuvieron fantásticos, son unos trabajadores incansables. Incluso Steve estuvo muy activo y se marcó alguos “riffs” muy buenos. En resumen, una noche para recordar y todo apunta que los conciertos no pueden hacer mas que mejorar día a día.

Espero que todos los miembros del club disfrutéis tanto como lo hice yo.

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