El Diario de Bruce en la SuperBowl

bruceQueridos Amigos & Fans, un pequeño vistazo desde la pista central:

Seis Thunderbirds de la Sexta Fuerza Aérea acaban de rugir por encima de nosotros a lo que nos parecieron centímetros por encima de nuestra zona del backstage, dándonos a mí mismo y a toda la E Street Band en pleno un corte de pelo “a lo cepillo”. A falta de 20 minutos, estoy sentado en mi trailer intentando decidir qué botas llevar. Tengo un bonito par de botas de cowboy en las que mis pies se sienten realmente bien, pero me preocupa su estabilidad. Hace dos días ensayamos bajo un diluvio en el campo, y el escenario se volvió más resbaladizo que un estanque de hielo. Era casi imposible mantenerse en pie. Estaba tan resbaladizo que me estrellé contra Mike Colucci, nuestro cámara, en el momento que me lancé de rodillas, sindo su cámara lo único que evitó que saliera despedido hacia el césped empapado. Cuando Jerry, el árbitro en “Glory Days” hizo su aparición, llegó corriendo, no pudo detenerse y realizó uno de los más dolorosamente perfectas caídas “hombre se resbala con una cáscara de plátano” que he visto nunca. Esto nos llevó a Steve, a mí mismo y a toda la banda en pleno a una de las más grandes risas inducidas por el stress de toda nuestras vidas, que duró todo el camino de vuelta hasta nuestros trailers. Un poco de Advil y Jerry se recuperó).
Mejor voy con las botas de batalla que llevo siempre. La punta redondeada me da más poder de frenada que las botas de cowboy de punta afilada cuando me voy al suelo. Aderezo mis botas con dos plantillas para hacerlas lo más ajustadas posible, las abrocho muy ajustadas alrededor de mis tobillos, pego pisotones por mi trailer y me siento bastante en tierra. Quince minutos…oh, por supuesto estoy algo nervioso. No es el habitual canguelo pre-show, ni las “mariposas”, no es la ansiedad y anticipación de un fallo de guardarropa, estoy hablando de “cinco minutos para el desembarco en la playa”, “Lo correcto”, “Señor, no me dejes cagarla delante de 100 millones de personas” una de las mayores audiencias desde que los dinosaurios instauraron un semi-terror en la tierra. Solo dura un minuto…compruebo mi ppelo, lo rocío con algo que lo convierte en cemento y salgo por la puerta.
Capto una imagen de Patti sonriendo. Ella ha sido mi roca toda la semana. Pongo mi brazo alrededor de ella y salimos fuera. Nos llevan con un cochecito de golf hacia un túnel de espera justo fuera del campo. El problema es que hay mil persona allí, cámaras de tv, periodistas de todo tipo y caos general. De pronto
centenares de personas corren junto a nosotros gritando, animando…nuestros fans! Y esta noche son también nuestros constructores de escenario. Éstos son “los voluntarios”. Han estado ahí durante dos semanas por su cuenta en un campo día tras día, montando juntos y separando trozos de nuestro escenario una y otra vez, teóricamente consiguiendo una precisión militares. Ahora va en serio. Espero que lo consigan, porque, mientras somos escoltados hasta el campo, con las luces del estadio completamente encendidas, el alarido fantasmal de 70000 fanáticos del football chillando elevándose hasta nuestros oídos, no hay nada allí. Nada, ni el equipo de sonido, ni las luces, ni los instrumentos, ni el escenario, nada más que la poco hospitalaria verde hierba iluminada y brillante. De pronto un ejército de hormigas sale desde todos los lados y parece que de de ninguna parte. Cada uno desplegando un trozo de nuestra línea vital, nuestra tierra en el campo. Ha llegado la caballería. Lo que nos lleva 8 horas en un día de concierto está hecho en cinco minutos. Increíble. Todo nuestro mundo está ahí…esperemos. Nos reunimos a unos pocos pasos del escenario, formamos un círculo de manos, digo unas pocas palabras ahogadas por el público y todo son sonrisas alrededor. He estado en un montón de situaciones límite como ésta, aunque no exactamente como ésta, anteriormente con esta misma compañía. Es estresante, pero nuestra banda está acostumbrada….y está a punto de empezar…con lo que los felices guerreros nos dirigimos a lo alto del escenario.
El responsable de escenario de la NFL me da la señal de tres minutos…dos minutos..uno..hay un tipo saltando arriba y abajo por las secciones del escenario para asentarlas bien planas en el campo de hierba…30 segundos…aún están probando los altavoces y el equipo…eso es apurar! Las luces del estadio se apagan. El público erupciona y la batería de Max inicia “10th Avenue”. Siento una silueta en luz blanca de Clarence y mía durante un momento. Escucho el piano de Roy. Doy una palmada a la mano de “C”. Estoy moviéndome lanzando mi guitarra en una parábola para que Kevin, mi técnico en guitarras la coja y es “señoras y caballeros, durante los próximos 12 minutos traeremos la honrada y poderosa potencia de la E Street Band a vuestra bonita casa. Por lo que: retiráos de la salsa de guacamole. Bajad los palitos de pollo! Y poned la TV a tope!” Porque, por supuesto, sólo hay UNA cosa que debo saber: “HAY ALGUIEN VIVO AHÍ FUERA?”
Todo lo que sé es que si estuvieras ahí de pie junto a mí, lo estarías. Me siento como si acabara de meterme una jeringuilla de adrenalina directa en el corazón. Antes de que saliéramos, tenía dos preocupaciones importantes. Una, algo podría salir mal más allá de mi control. Esa desapareció completamente antes de subir al escenario. Esta noche, nuestro destino está en las manos de muchos, luego no tiene sentido preocuparse inútilmente. Y dos, estaba preocupado porque me pudiera esncontrar “fuera” de mí mismo y no en la situación. Mi viejo amigo Peter Wolf dijo una vez ‘lo más extraño que puedes hacer en el escenario es pensar en qué estás haciendo’. Esto es cierto. Observarse a uno mismo desde fuera mientras peleas por dar vida a ese momento es una experiencia desagradable. Me ha pasado más de una vez. Es un problema existencial. Desafortunadamente, justo mi especialidad. Eso no significa que va a ser un mal show. Puede ser uno grande. Simplemente significa que pudiera costarme un tiempo, algo de lo que no tenemos mucho esta noche. Cuando eso ocurre, hago lo que sea para romperlo. Romper el set list, cambiar de canción prevista, cometer un fallo, cualquier cosa para “ENTRAR”. Para eso es para lo que te pagan, PARA ESTAR AQUÍ AHORA! La energía, el potencial y el volumen de tu nivel de presencia es una promesa básica del rock and roll. Es el elemento esencial que mantiene la atención de tu público, lo que da fuerza, forma y autoridad a los acontecimientos de la noche. Y de la forma que llegues ahí en una noche determinada, ese es el camino que tomas. “HAY ALGUIEN VIVO AQUI DENTRO?”… Mejor que lo haya.
Estoy en lo alto del piano (buenas y viejas botas). Estoy abajo. Uno..dos…tres, de rodillas delante del micro y me doblo hacia atrás casi plano en el escenario. Cierro lo sojos por un momento y cuando los abro, no veo otra cosa que el cielo azul nocturno. Ni la banda, ni el público, ni el estadio. Escucho y siento todo eso como un gran estruendo de sirenas rodeándome, pero con mi espalda casi apoyada contra el escenario no veo nada más que el precioso cielo nocturno con el halo de mil soles del estadio en sus bordes. Tomo unas cuantas bocanadas de aire y la calma me envuelve. Me siento a mí mismo profunda y felizmente “DENTRO”.
Desde los comienzos de nuestra banda era nuestra ambición tocar para toda la gente. Hemos conseguido un montón, pero no hemos llegado a eso. Nuestro público sigue siendo tribal..o sea predominantemente blanco. En ocasiones , el Concierto Inaugural, durante una campaña política, de gira por África en el ‘88, particularmente en Cleveland con el Presidente Obama, miré hacia fuera y canté “Promised Land” al público al que estaba dirigido, gente joven, mayor, negros, blancos, morenos, atravesando las fronteras religiosas y de clase. A ellos es a los que estoy cantando hoy. Hoy tocamos para toda la gente. Me izo con el soporte de micro de vuelta al mundo, este mundo, mi mundo, el que contiene a todos dentro y el estadio, el público, mi banda, mis mejores amigos, mi mujer aparecen rápidamente a la vista y es “teardrops on the city..”
Durante “Tenth Avenue” cuento la historia de mi banda…y otras cosas “when the changes made uptown” (cuando los cambios llegaron a lo alto de la ciudad)…va la carrera y después el resbalón de rodillas. Demasiada adrenalina, una caída demasiado tarde, demasiada velocidad, aquí llego Mike, BOOM! Y golpeo con su cámara, la lente implantada en mi pecho con una pierna fuera del escenario. Utilizo su cámara para izarme de nuevo arriba y…lo digo, lo digo, lo digo, lo digo…BLAM! BORN TO RUN…mi historia…Algo luminoso y caliente explota detrás mío. Escucho que había fuegos artificiales. No llegué a ver ninguno. Sólo los que salían dentro de mi cabeza. Estoy sin aliento. Intento recuperarlo. Eso no va a pasar. Ya escucho al público cantar las últimas ocho líneas de “Born to Run” oh, oh, oh, oh…después directo hacia “Working on a Dream”…vuestra historia…y la mía espero. Steve está a mi derecha, Patti a mi izquierda. Capto una sonrisa y el maravilloso coro, The Joyce Garrett Singers, que me apoyaron en Washington durante el concierto Inaugural está detrás nuestro. Me giro para ver sus caras y escuchar el sonido de sus voces…”trabajando en un sueño”. Hecho. Momentos después, estamos rompiendo directos hacia “Glory Days”…el final del relato. Una fiesta final empapada en alegre fatalismo y algunas risas con mi viejo compadre, Steve. Jerry el árbitro no se cae de culo esta noche. Simplemente lanza el pañuelo amarillo de penalización por los 40 segundos preciosos que nos hemos ido a la prórroga…último tramo. Todos estamos ahora al frente formando esa gran línea. Con el rabillo del ojo, capto a la sección de viento alzando sus instrumentos en lo alto, mi guitarra está girando alrededor de mi cuello y en la séptima vuelta (musical), I’m going to Disneyland (me voy a Disneyland). Yo estoy ya ena lgún lugar mucho más lejos y más divertido que eso. Miro a mi alrededor, estamos vivos, se ha terminado, juntamos los brazos y hacemos una reverencia mientras el escenario se abre debajo de nuestros pies. De nuevo es el caos todo el camino de vuelta al trailer. Un brindis…nuestras familias, amigos, Jon, George, Brendan, Barbara con Don Mischer, Ricky Kirshner, Glenn Weiss, Charles Coplin y Dick Ebersol, el gran equipo que lo montó todo y el final de un buen partido de football.

bruce springsteenLa teoría de la relatividad resiste. Sobre el escenario tu alegría está en proporción directa al vacío sobre el que estás bailando. Un evento al que siempre había visto con un poco de recelo y del que era un poco desconfiado terminó teniendo una sorprendente energía emocional y resonancia para mí y para mi banda. Fue un punto culminante, un hito de algún modo y se ha colocado arriba junto con los más grandes shows de nuestra vida laboral. La NFL nos montó una fiesta de aniversario de un gusto que nosotros no hubiéramos montado para nosotros mismos (somos demasiado tiquismiquis) con fuegos artificiales y todo! En la mitad de su partido de football, nos dejaron sacar a martillazos un pequeño trozo de nuestra historia. Adoro tocar mucho tiempo y duro, pero fueron 35 años en 12 minutos…ese era el quid. Empiezas aquí, acabas ahí, eso es. Ese es el tiempo que tienes para dar todo lo que tienes…12 minutos…segundos más o menos. La Super Bowl me va a ayudar a vender unos pocos discos nuevos, eso es lo que quería porque quiero que la gente escuche lo que somos hoy. Posiblemente pondrá unos cuantos nuevos fans en los asientos, y eso está bien. La vida es cara por aquí y quiero ser un buen negocio para mi compañía discográfica y los promotores de mis conciertos. Pero lo que signifoca realmente es que mi banda sigue siendo una de las más poderosas en la comarca y quiero que lo sepáis, queremos mostrároslo…porque podemos.
A las 3 de la mañana estoy de nuevo en el hogar, todos en la casa se han dormido rápido y tapado bien en la cama. Estoy sentado en el porche junto a un fuego contemplando de nuevo ese cielo negro nocturno, con los oídos aún pitando…”Oh, si, está bien”.

Gracias a “Kopi” del Foro del Stone Pony por la traducción al castellano.

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