Encomio de Bruce a Clarence

Bruce ha publicado en su página web el texto-encomio que leyó en el funeral de Clarence, celebrado el pasado 21 de Junio en Palm Beach, Florida. El texto lo ha modificado Bruce ligeramente, como él mismo comenta en su web.
Aquí tenéis la traducción completa del texto:

PARA EL BIG MAN

«Estoy aquí sentado escuchando hablar a todos acerca de Clarence y mirando una foto de nosotros dos. Es una imagen del «Scooter» (Bruce se define a sí mismo así) y el «Big Man», gente con la que estábamos a veces. Como se puede ver en esta foto en particular, Clarence está admirando sus músculos y yo pretendo mostrarme indiferente mientras me inclino sobre él. Me apoyé mucho en Clarence, pero hice una carrera en solitario a veces.

Aquellos de nosotros que compartimos la vida con Clarence, compartimos con él su amor y su confusión. A pesar de que «C» se había calmado con la edad, siempre siguió un camino salvaje e impredecible. Hoy veo a sus hijos, Nicky, Chuck, Christopher y Jarod sentados aquí y veo en ellos el reflejo de un montón de cualidades de «C». Veo su luz, su oscuridad, su dulzura, su rudeza, su gentiliza, su rabia, su brillantez, su hermosura y su bondad. Pero, a medida que sus hijos iban descubriendo a su papá, no era justamente como un día en la playa. «C» vivió una vida en la que hizo lo que quería hacer y dejó que las fichas, tanto humanas como de otro tipo, cayeran donde cayeran. Al igual que para muchos de nosotros, papá era capaz de generar una gran magia y también de covertirlo todo en un lío increíble. Esta era justamente la naturaleza de papá y mi maravilloso amigo. El amor incondicional de Clarence, que era muy real, venía con un montón de condiciones. Vuestro papá fue un proyecto importante y siempre fue un trabajo en progreso. «C» nunca se acercó a lo correcto, su vida nunca se movió en línea recta. Nunca fue A. .. B. … C. … D. Siempre fue A. .. J. … C. … Z. .. P. .. I. …! Esa era la forma en que Clarence vivió e hizo su camino en el mundo. Sé que puede dar lugar a mucha confusión y dolor, pero vuestro padre también se lleva un montón de amor con él, y sé que os amaba a cada uno de vosotros muy, muy tiernamente.

Se necesitó un pueblo entero para cuidar de Clarence Clemons. Tina, me alegro de que estés aquí. Gracias por cuidar de mi amigo, por amarle. Victoria, fuiste muy amorosa, la esposa agradable que le cuidó y fuiste de vital importancia en la vida de Clarence cuando las cosas no siempre eran fáciles. A todos los «C’s», una amplia red de apoyo, los nombres son demasiado numerosos para mencionarlos, ya sabéis quienes sois, os doy las gracias. Vuestra recompensa os espera en las puertas del cielo. Mi amigo era un caso difícil, pero él trajo cosas únicas a su vida cuando encendió la luz del amor, que iluminaba el mundo. Tuve la suerte de estar en la luz durante casi 40 años, cerca del corazón de Clarence, en el «Templo del Alma».

Así que un poco de historia: desde los primeros días, cuando Clarence y yo viajábamos juntos, en los alojamientos de cada noche, él en cuestión de minutos transformaba su habitación en un mundo propio. Sacaba pañuelos de colores para cubrir las lámparas, encendía las velas aromáticas y el incienso, sacaba el aceite de pachulí, las hierbas, la música… el día era expulsado, un entretenimiento que iba y venía, y Clarence «el chamán» reinaba con la magia de su trabajo, noche tras noche. Clarence tenía la capacidad para disfrutar de Clarence, era increíble. Con 69 años había tenido una buena carrera, porque ya había vivido cerca de 10 vidas, 690 años de la vida de un hombre normal y corriente. Cada noche, en cada lugar, la magia salía volando de la maleta de «C». Tan pronto como llegó el éxito, su vestuario cogió las mismas trampas de la habitación de su hotel, hasta que él mismo se convirtió en una especie de viaje a un país soberano al que acaban de descubrirle enormes reservas de petróleo. «C» siempre supo cómo vivir. Mucho antes de que el príncipe estuviera fuera de los pañales, un aire de misticismo obsceno gobernaba en el mundo del «Big Man». Él vagaba por mi camerino, en el que había varios sofás y algunos equipos de gimnasio, y me preguntó «¿qué estoy haciendo mal?». En algún lugar del camino, todo esto fue bautizado como el «Templo del Alma», y «C» presidía con una sonrisa sus secretos y sus placeres. Ser admitido en aquellas maravillas del Templo era algo hermoso.

Cuando era niño mi hijo Sam quedó encantado con el Big Man… no era de extrañar. Para un niño Clarence era la figura imponente del cuento de hadas, de algunos de los libros de cuentos exóticos. Era un gigante con rastas, con las manos grandes y una profunda y melodiosa voz azucarada con amabilidad y respeto. Y para Sammy, que era un pequeño chico blanco, era un profundo y misterioso negro. A los ojos de Sammy, «C» se le aparecía como todo el todo continente africano, con un golpe de aire fresco americano, una figura acogedora y amorosa. Así que… Sammy decidió pasar de las camisetas de mi trabajo y se sintió fascinado por los trajes y vestimentas reales de Clarence. Se negó a tener un asiento en la camioneta de papá y optó por la limusina de «C», sentado a su lado en el lento crucero hacia el show. Decidió que comer junto a nosotros era justamente lo que no quería hacer, prefería corretear por los pasillos y desaparecer en el «Templo del Alma».

Por supuesto, también quedó encantado el papá de Sam. Desde la primera vez que vi a mi amigo caminando entre las sombras de un bar medio vacío en Asbury Park, un camino se abrió ante él, y ahí venía mi hermano, ahí venía mi hombre del saxo, mi inspiración, mi compañero, mi amigo de toda la vida. Estar de pie junto a Clarence era como estar en el lado más malo del culo del planeta. Nos sentíamos orgullosos, fuertes, nos sentíamos muy emocionados y nos reíamos de lo que podría suceder, con lo que juntos podríamos ser capaces de hacer. Te sentías como si no importara lo que el día o la noche trajera, nada te iba a pasar. Clarence podría ser frágil, pero también desprendía poder y seguridad, y de una manera divertida nos dimos unos a otros protección. Creo que tal vez protegíamos a «C» de un mundo donde todavía no era tan fácil ser grande y negro. El racismo estaba siempre presente y con todos estos años juntos, lo hemos visto. La celebridad de Clarence y su tamaño no le hacía inmune. Pienso que tal vez «C» me protegía de un mundo donde no siempre era tan fácil ser un chico blanco, inseguro, y también extraño y flaco. Pero, de pie juntos, en una noche cualquiera, en nuestro territorio, nos convertíamos en los culos más malos del planeta. Estábamos unidos, éramos fuertes, eramos justos, inamovibles, eramos divertidos, eramos cursis como el infierno y tan serios como la muerte misma. E íbamos a ir a tu pueblo para sacudirte y despertarte. Juntos, contamos una vieja y rica historia sobre las posibilidades de la amistad, que trascendía lo que yo había escrito en mis canciones y mi música. Clarence la llevó en su corazón. Era una historia donde el «Scooter» y el «Big Man» no sólo rompieron la ciudad por la mitad, sino que le patearon el culo y la rehicieron, dando forma al lugar donde nuestra amistad no era una anomalía. Y que… eso es lo que voy a extrañar. La oportunidad de renovar ese voto y repetir la historia todas las noches, porque eso es algo, eso es lo que hicimos juntos… los dos. Clarence era grande, y él me hizo sentir y pensar en el amor, y en los grandes sueños. ¿Cómo era de grande el Big Man? Jodidamente grande para morir. Y eso es sólo uno de los hechos. Podemos ponérselo en su tumba de piedra, podemos tatuárselo en su corazón. Aceptar que… que es el Nuevo Mundo.

Clarence no deja la E Street Band al morir. La dejará cuando nosotros muramos.

Por lo tanto, voy a extrañar a mi amigo, el saxo, la fuerza de la naturaleza de su sonido era su gloria, su locura, sus logros, su rostro, sus manos, su humor, su piel, su ruido, su confusión, su poder, su paz. Pero su amor y su historia, la historia que me dio, que me susurró al oído, que me permitió decirle… y que os dio a vosotros… se llevó a cabo. No soy un místico, pero la resaca, el misterio y el poder de Clarence y mi amistad me lleva a pensar que estaremos juntos en otras ocasiones, en futuros tiempos, a lo largo de otros ríos, de otras ciudades, de otros campos, haciendo nuestra versión modesta de la obra de Dios… trabajo que todavía está sin terminar. Así que no voy a decir adiós a mi hermano, simplemente le voy a decir: «nos vemos en la próxima vida, sobre la carretera, donde una vez más, recogeremos el trabajo y lo lograremos».

Big Man, gracias por tu amabilidad, tu fuerza, tu dedicación, tu trabajo, tu historia. Gracias por el milagro… y por permitir que un pequeño y frágil muchacho blanco esté en la puerta contigua al «Templo del Alma».

ASÍ QUE, DAMAS Y CABALLEROS… POR ÚLTIMO PERO NO MENOS IMPORTANTE, VAMOS A ESCUCHAR AL MAESTRO DEL DESASTRE, AL «BIG KAHUNA», AL HOMBRE CON UN DOCTORADO EN SANIDAD «SAXUAL», AL DUQUE DE PADUCAH, AL REY DEL MUNDO, «¡CUIDADO OBAMA!», AL PRÓXIMO PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS A PESAR DE ESTAR MUERTO. TE GUSTARÍA SER COMO ÉL PERO NO PUEDES… SEÑORAS Y SEÑORES, ¡EL HOMBRE MÁS GRANDE QUE JAMÁS HAYÁIS VISTO! DAME A C-L-A-R-E-N-C-E. ¿QUÉ PALABRA? ¡CLARENCE! ¿QUÉ PALABRA? ¡CLARENCE!. ¿QUÉ PALABRA? ¡CLARENCE!… AMÉN.

Voy a dejar hoy una cita del mismo «Gran Hombre». Compartió con todos el viaje de vuelta en avión desde Buffalo, el último espectáculo de la última gira. Cuando estábamos celebrando en la cabina delantera y felicitándonos los unos a los otros y contando historias de la muestra épica de muchas noches de rock y de los buenos momentos que habíamos compartido, «C» se sentó en silencio, levantó la copa, sonrió y nos dijo a todos reunidos: «Esto podría ser el comienzo de algo grande».

Te quiero, «C».

Puedes ver el texto en inglés en: www.brucespringsteen.net.
Traducción a cargo de Ana Belén Mármol y Joan Colet.

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