10 Feb «La ciudad de Bruce en Gijón»
Publicado por «El Comercio» (10-02-2013):
Una decena de despachos. Otros tantos camerinos. Treinta trailers de 16 metros. Una grúa de 40 toneladas. Un escenario de 60 metros de ancho y 22 de fondo. Centenares de metros de cable. Más de ochenta miembros de seguridad, traductores. Las cifras globales del concierto que Bruce Springsteen ofrecerá en El Molinón el día 26 del próximo junio son mareantes. Sólo un centenar de personas se encargará de montar la estructura del escenario, delante mismo de la grada Norte, un trabajo que exige una considerable especialización. Tanto es así que Doctor Music, que habla de un escenario «cubierto, sólido, estable y resistente», ya recomienda para esa labor a una empresa especializada radicada en Madrid: IPE S. L. Sólo el coste del montaje del escenario será de 120.000 euros. Es un ejemplo más de lo que supone este macroconcierto con el que, años después, Gijón vuelve a estar en primera línea. La siguiente cita de Springsteen después de Gijón será París. Pocos días antes, el artista dará otro de sus conciertos en Londres.
El montaje del escenario ofrece, en sí mismo, espectacularidad como un enorme puzzle que empieza a ser levantado cuatro días antes del espectáculo (luego, se tardará dos días en el desmontaje), pero detrás del concierto, de la música, del rock que Bruce desgrana sobre el escenario, hay muchas horas de trabajo por parte del equipo de producción, en el que estará implicado el personal del Jovellanos. Los bajos de la grada Oeste, de la tribunona, serán durante una semana una pequeña ciudad en la que vivirán, comerán y estarán casi de sol a sol unas cien personas. Luis Cascallana, responsable de producción del Jovellanos, ya tiene experiencia de conciertos pasados. Las necesidades siempre son las mismas. Las ciudades efímeras ligadas a los macroconciertos, casi idénticas.
La productora exige un aparcamiento para, al menos, 30 trailers de 16 metros, 7 autobuses de 12 metros, tres furgonetas y doce coches. De nuevo, la calle que discurre tras la grada Norte de El Molinón deberá de ser cortada al tráfico durante al menos una semana para facilitar el estacionamiento de todo este parque de vehículos. A partir de ese momento, se empezará a descargar y meter en el campo de juego el material, para lo que se contará con la maquinaria pertinente y 200 planchas de madera contrachapada para tratar de cuidar al máximo el césped del campo que, además, no se encuentra en las mejores condiciones en los últimos tiempos e incluso el Sporting habla de la necesidad de actuar sobre el mismo. Con todo, se prevé cuidar al máximo ese extremo. Para ello, se contará con una grúa móvil de 40 toneladas, que será utilizada tanto para el montaje como para el desmontaje de toda la infraestructura.
Pero es que, con ser complejo y costoso, el escenario es solo un elemento, el más visible, de todo el equipamiento que exige un concierto de estas características. Un dato: hasta ocho oficinas deberán habilitarse bajo la tribunona y todas ellas dedeberán estar «bien iluminadas», además de disponer de un amueblamiento importante. ¿Un ejemplo? La ‘Oficina Tour Producción’ tiene que estar disponible desde el día anterior al concierto y deberá «contener cinco mesas de trabajo y seis sillas, un mínimo de seis enchufes y suficientes papeleras». Además, deberá de disponer de «tres líneas de teléfono RTB y una de ADSL de 10 MB con IP dinámica con su correspondiente router». Similares condiciones para las oficinas del «site coordinador» y todas las restantes. Hasta 92 sillas solo para estas oficinas.
Luego vienen los camerinos. Nada menos que once, que van desde el de Bruce Springsteen hasta el de Patti Scialfa pasando por toda la banda, los coristas masculinos y los femeninos, entre otros detalles. No pide Springsteen ninguna cosa muy particular, pero su camerino deberá llevar los siguientes elementos: capacidad para cuatro personas, decorado y ambientado de forma agradable, con servicio propio y un sofá, dos sillones a juego, dos mesas rectangulares cubiertas con un mantel, una mesa redonda de 1,5 metros de diámetro para comer cubierta con un mantel, seis sillas de respaldo recto, una mesa baja de café, dos mesas auxiliares, dos lámparas de mesa, una lámpara de pie, un espejo de cuerpo entero, un perchero de barra, dos plantas grandes de pie, tipo kentia; dos plantas pequeñas de adorno de mesa, papeleras, enchufes y una línea telefónica con terminal, sin ningún tipo de restricción en las llamadas salientes. El camerino de Patti Scialfa deberá ser casi igual que el del ‘Jefe’ y el resto de la banda bajan un poco sus pretensiones, pero el número de sillones, de lámparas, de mesas, de sofás, de percheros y demás es importante.
Con las oficinas y los despachos sólo se completa una pequeña parte de la ‘ciudad de Bruce en El Molinón’. A ello hay que unir, siempre con terminología inglesa, diferentes locales (Hospitalities pre-show, E-Street Lounge o Little Steven’s Underground Garage), donde, con diferentes capacidades, se permite la entrada de invitados con acreditación y cercanos a la organización del concierto. Lugares muy selectos y con un control que se presume muy estricto. Un dato en este sentido: el catering costará 40.000 euros, que pagará el Ayuntamiento de Gijón, según consta en el contrato.
Bastante menos estricto será acceso al comedor, diseñado para los trabajadores, que estará situado al lado mismo de la cocina y que tendrá un mínimo de 24 mesas, sesenta sillas, tres cubos grandes de basura y tres neveras. La cocina también deberá de ser un espacio grande, bien iluminado y limpio, con un mínimo de doce mesas y un congelador de 200 kilos de hielo.
Toda esta infraestructura será responsabilidad del Ayuntamiento de Gijón, a través del Teatro Jovellanos, y tendrá que estar operativa durante al menos una semana. Funcionando y, además vigilada en todo momento. La seguridad será uno de los elementos claves del concierto de Springsteen hasta el punto de que se está condicionando a los planes de emergencia el aforo total para el espectáculo. Se habla, ahora, de poco más de 30.000 personas. Es fácil que a esta cifra se puedan sumar otras 5.000 más, teniendo en cuenta la previsible demanda y que las localidades se agotarán en pocas semanas. Hasta 80 personas se encargarán de la seguridad el día del espectáculo, de que todo discurra por los cauces normales, sin dejar un resquicio a la improvisación. Hasta habrá una plataforma para personas con capacidad reducida, situada a 40 metros del escenario, con capacidad de no menos de 20 sillas de ruedas y un acompañante. También ellos podrán ver esta tercera cita de Sprigsteen con Gijón. Luego, las luces volverán a dejar el hueco a las sombras en los bajos de la tribunona. La ‘ciudad efímera de Bruce’ habrá pasado a la historia. Hasta la próxima.